miércoles, 2 de abril de 2014

Desde Barcelona, con amor

Parecia que iba a ser misión imposible regresar a la capital catalana, a medida que se acercaba la fecha de partida, surgian más contratiempos, Lia comenzó a vomitar en cada toma y tenia fiebre de 38,5. Al final despues de ir al pediatra, hacerle analiticas y visitar dos veces el hospital, concluyeron con que era un virus, y que se le pasaria en unos dias.
Cuando Lia mejoraba Sergio se ponia malo, fiebre, tos y mucho llanto. Otitis y antibiótico al canto. Para rematar la faena el jefe de mi marido le reprochó que le debia dias, y que se los tenia que devolver cuanto antes, lo que suponia subir hasta Barcelona, para quedarme sola con los dos babies, practicamente las tres semanas...fue como un tortazo, como un jarro de agua fria, como un "zas! En toda la boca".
Tenia que decidir si ir y enfrentarme a los contratiempos o desistir otra vez de volver a visitar la ciudad. Dos dias antes de la fecha decidi que me iba, contra viento y marea, contra incluso los comentarios de mi marido, que me aconsejaba que me quedara.
Y aqui estoy, liada con los dos fieras, escribiendo esto mientras los tengo a los dos con la teta, feliz de haber vuelto, casi dos años después, a la ciudad donde pasé la mejor etapa de mi vida. Volver a pisar sus calles, que tantas veces recorrí cuando Sergio aun estaba en mi barriga.
Volver a sentir la libertad, la felicidad, la desconexión de todo. 
He vuelto y ahora que estoy aqui, tengo la sensación de que nunca llegué a marcharme, todo sigue donde lo dejé, y aunque todo es distinto, nada me resulta extraño.